domingo, 11 de septiembre de 2011

INTERACTIVIDAD

Responde la siguiente encuesta:

¿Crees que El Nacional llegará a la final a disputarse contra Emelec, como campeón de la segunda etapa?

ENLACES

http://andes.info.ec/portada/dos-clasicos-se-juegan-en-la-novena-fecha-de-la-copa-credife-90677.html
http://www.eluniverso.com/2011/09/11/1/1372/nacional-recibe-barcelona-atahualpa.html
http://www.elcomercio.com/deportes/futbol/Nacional-Barcelona-Sporting-Atahualpa-Previa_0_552544752.html

El Nacional sumó 16 puntos y se ubica tercero en la tabla

Con esta victoria el Nacional se ubica tercero en la tabla con 16 puntos y más 2 de gol diferencia, precedido por Liga de Quito que es segunda con 16 puntos y más 6 de gol diferencia y por sobre los nombrados, está primero el Deportivo Quito con 24 puntos y más 14 de gol diferencia, restándole un partido por jugar, esta tarde 16h00 ante Emelec en Guayaquil.

Las reacciones al final del partido recogidas de la emisora capitalina: "La Red", señalan que hubo alegría en Nacional y descontento por el arbitraje en Barcelona. Así, el técnico de Barcelona, Zubeldía, dijo que jugaron muy bien, que tuvieron ocasiones de anotar... "Lamentablemente, cuando yo protesto por la falta, me pongo la piel del hincha, a nadie le gusta que un árbitro no cobre un penal y que después de esa jugada, nos metan el gol (...) Nosotros abriendo el marcador, gana Barcelona, así de simple..." En todo caso más adelante reconoció que Nacional jugó muy bien, al igual que Barcelona y que fue un lindo espectáculo. De su lado, Saralegui el técnico de Nacional visiblemente emocionado señaló que su club ganó y lo hizo muy bien, que está muy contento con el rendimiento de los jugadores y que seguirán intentando clasificar para algún torneo internacional, reconociendo que el Deportivo Quito está bastante alejado de sus escoltas.

En síntesis, un lindo partido, bien jugado, con llegadas de lado y lado, pero al final, un triunfo justo para El Nacional, porque fue más efectivo a la hora de definir, estrellando incluso dos balones en el horizontal. La falta reclamada por Zubeldía contra De La Torre, existió, pero por fuera del área. Con este triunfo, el elenco militar registra su segunda victoria en el año sobre Barcelona, equipo este último que no es campeón desde 1997, mientras que los criollos lo fueron en 2006.

ARTÍCULO

El partido se volvió trabado, pero de todas maneras bien jugado. A los 10 minutos fue expulsado el técnico Zubeldía por reclamos al árbitro (por la jugada previa al gol del Nacional). Al minuto 23, Preciado remató de casi media cancha y el balón impactó nuevamente en el horizontal (el primero había sido de Pita). Al minuto 31, otra vez Brian de la Torre inquietó a la zaga militar. A renglón seguido, Luis Caicedo remató al arco desguarnecido de Cabezas y Juan Carlos Anangonó (el defensa), la salvó de la línea.

Del minuto 30 al 40 de la segunda etapa, dominó Barcelona. A partir del minuto 40, el protagonista fue El Nacional. Hubo dos remates salvados providencialmente por Banguera, el uno al minuto 43 tras remate de Lara y el otro de Juan Luis Anangonó. Precisamente sería este último, quien tras recibir un preciso pase proyectado por Preciado remató a un costado venciendo al buen golero Banguera. Al final, 2 X 0 para Nacional. Alegría criolla y desazón torera, en el Olímpico del Batán capitalino.

BORRADOR

Los dos tiempos del encuentro fueron emocionantes, con llegada de lado y lado. En el primero, Nacional cobró tres tiros de esquina, mientras Barcelona uno. Hubo cuatro llegadas de peligro para el elenco criollo y dos para el Barcelona. La más peligrosa jugada del Nacional se dio al minuto 29, cuando Pita ejecutó un tiro libre por el costado izquierdo, tras falta cometida a él mismo; su remate impactó en el horizontal, cuando Banguera ya estaba vencido. Mientras que el más peligroso arribo del elenco guayaquileño al área criolla, se presentó en el minuto 39, cuando Brian de la Torre por el costado izquierdo, solo ante Banguera, remató apenas desviado. Al minuto 46, el juez, Omar Ponce, pitó el fin de la primera mitad.

En el segundo tiempo, Barcelona ejecutó tres tiros de esquina y el Nacional uno. Hubo seis llegadas de peligro para El Nacional y tres para Barcelona. A los 6 minutos, Brian de La Torre fue derribado en el vértice izquierdo antes de llegar al área, se reclamó penal, pero las imágenes de la cadena Ecuavisa reflejaron que el foul se dio fuera del área. A renglón seguido, al minuto siete, Edison Preciado capitalizó un gran pase proyectado por el costado izquierdo, la paró con el pecho y antes de rematar, espero con paciencia que Banguera se eche y remató cruzado, decretándose el parcial 1 X O, para los criollos.

En vibrante cotejo, El Nacional superó a Barcelona 2 X 0

Con goles de Preciado y Anangonó, El Nacional ganó a Barcelona 2 X 0, en partido válido por la novena fecha de la segunda etapa del Campeonato Ecuatoriano de Fútbol, este domingo 11 de septiembre, en un vibrante cotejo efectuado al mediodía en el Olímpico Atahualpa.
El primer gol para el elenco militar, lo anotó a los siete minutos del segundo tiempo, Edison Preciado, tras una brillante jugada donde el ariete recibió un pase proyectado desde el costado izquierdo, la mató con el pecho, esperó que Banguera se eche comiéndose el amague y remató a un costado del golero. El segundo gol llegó a los 47 minutos, cuando Anangonó remató cruzado, un pase preciso de Preciado (la figura del encuentro).

martes, 8 de marzo de 2011

EL MERCANTILISMO

1.1                  EL CAPITALISMO MERCANTILISTA Y PROTECCIONISTA

 
Cuadro de Le Lorrain que representa un puerto de mar francés de 1638, en el momento cumbre del mercantilismo (Imagen: www.es.wikipedia.org)

“Si nos inclinamos demasiado hacia la democracia, pronto caeremos en la monarquía” (Alexander Hamilton)
“Una deuda nacional, si no es excesiva, será una bendición nacional” (Alexander Hamilton)
“¿Por qué ha sido instituido el gobierno? Porque las pasiones de los hombres no se ajustan a los dictados de la razón y la justicia sin una fuerza coercitiva” (Alexander Hamilton)
“Un pueblo oprimido está autorizado, siempre que pueda, a ponerse de pie y romper sus grilletes” (Henry Clay)
     “Prefiero ser justo antes que Presidente”. (Henry Clay)
“De todas las propiedades que pertenecen a los hombres de honor, nada es tan preciada como el carácter” (Henry Clay)
“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo” (Abraham Lincoln)
“Mejor es callar y que sospechen de tu poca sabiduría, que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello” (Abraham Lincoln)
“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder” (Abraham Lincoln).
“Medir las palabras no es necesariamente endulzar su expresión, sino haber previsto y aceptado las consecuencias de ellas” (Abraham Lincoln).
“Recuerda siempre que tu propia resolución de triunfar, es más importante que cualquier otra cosa” (Abraham Lincoln)
“El método que utilizo... no es muy usual; porque en vez de no usar más que palabras comparativas y argumentos intelectuales, he resuelto expresarme en base a números, pesos y medidas; usar sólo argumentos con sentido, y considerar sólo aquellas causas que tienen un fundamento visible de la naturaleza” (William Petty)
Fuentes: http://www.proverbia.net; y, http://www.eco- finanzas.com

El mercantilismo constituye un conjunto de políticas o ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del siglo XVIII en Europa; caracterizado por una fuerte injerencia del Estado en la economía.  Consistió en una serie de medidas tendientes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la formación de Estados muy poderosos.  El mercantilismo es un conjunto de ideas económicas que considera que la prosperidad de una nación o Estado depende del capital que pueda tener, y que el volumen global de comercio mundial es inalterable.  El capital para los mercantilistas, está representado por los metales preciosos que el Estado tiene en su poder (oro, plata, diamantes, etc.), el cual debe ser incrementado mediante una balanza comercial positiva con otras naciones (para lo cual, las exportaciones de mercancías, deberán ser superiores a las importaciones).
El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación, busque la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación e imponiendo trabas a las importaciones, mediante la imposición de aranceles, por ejemplo. El Estado adquiere un papel primordial en el desarrollo de la riqueza nacional, al adoptar políticas proteccionistas, y en particular estableciendo barreras arancelarias y medidas de apoyo a la exportación. Así, el mercantilismo veía en la intervención del Estado, el medio más eficaz para el desarrollo económico (tal como lo propone el surcoreano Ha Joon Chang actualmente).  
Otra tendencia del mercantilismo era robustecer hacia el exterior el poder del Estado, subordinando la actividad económica hacia ese objetivo, e interesándose por la riqueza en cuanto sirva de base para ella.  El liberalismo considerará a la riqueza como preciosa para el individuo, y por ende, digna de ser alcanzada como fin en si misma; los liberales piensan que la riqueza de los ciudadanos contribuye a incrementar la riqueza nacional.  En cambio, para los mercantilistas, la riqueza privada es simplemente un medio, y como tal debe estar subordinada al Estado. 
Una posición intermedia (de corte liberal y social) sería considerar a la riqueza como un objetivo del individuo, pero que debe ser adecuadamente regulada por el Estado, por la vía de los impuestos, que éstos sean proporcionales o progresivos, pero jamás confiscatorios o desalentadores de la iniciativa privada.
Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o "mercantilismo español") que propugna la acumulación de metales preciosos; el colbertismo (o "mercantilismo francés") que por su parte se inclina hacia la industrialización; y el comercialismo (o "mercantilismo británico") que ve en el comercio exterior la fuente de la riqueza de un país.  Entre los muchos autores mercantilistas, hay que destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575), Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), o William Petty (1623–1687).   
La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII[1], momento en el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas liberales clásicos fueron ganando terreno en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de Europa (con excepción de Alemania, en donde la Escuela Histórica de Economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX).
Adam Smith, quien critica al mercantilismo con dureza en su obra titulada: Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” (conocida simplemente como “La riqueza de las naciones”), la califica como una "Economía al servicio del Príncipe".
Adam Smith fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los mercantilistas en su libro “La Riqueza de las Naciones”. [2] La palabra procede de la palabra latina “mercari”, que tiene el sentido igual al castellano mercantil, en el sentido de llevar a cabo un negocio, y que procede de la raíz merx que significa mercancía.  
Eli F. Heckscher[3], observa en los escritos de la época, que “el mercantilismo puede ser considerado, un sistema: de poder político, de reglamentación de la actividad económica, proteccionista y también monetario, con la teoría de la balanza comercial”.  Los mercantilistas veían al sistema económico como un juego de suma cero, en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de la otra, o siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin "no hay nada que alguien gane, que otro no pierda" (Los Seis libros de la República). Por tanto, cualquier sistema de políticas que beneficien a un grupo, por definición también harían daño a otro u otros, y no cabía la posibilidad de que la economía fuese empleada para maximizar la riqueza o el bien común. [4] El mercantilismo es, por tanto, una política económica que aparece en un periodo intervencionista y describe un credo proteccionista que prevaleció en la época de nacimiento del capitalismo, antes de la Revolución Industrial. [5]
El mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos, consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los portugueses entre el siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de Brasil) y la consolidada corriente inagotable de metales preciosos (oro y plata principalmente) llevados desde los territorios nuevos a Europa, en particular después del establecimiento de los virreinatos de Nueva España y de Perú, por los castellanos de la península ibérica.
Los españoles del siglo XVII llegaron a considerar al mercantilismo, como el sentido mismo de la riqueza, mediante la teoría del enriquecimiento de las naciones a través de la acumulación de metales preciosos.  El oro y la plata constituyen el objetivo del comerciante y por lo tanto se pueden considerar como el impulso al intercambio de mercancías.  El oro y la plata por sí mismos no generaron los acontecimientos económicos de la época, sino que conjuntamente con otras causas fueron moldeando la economía europea de esos tiempos.  Algunas de estas causas fueron: los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento, la Reforma religiosa, la aparición del Estado moderno y el régimen colonial, o sea la primera globalización o el "primer sistema-mundo", según la expresión de Fernand Braudel.
Como vemos pues, no fue el capitalismo liberal el que promovió el aparecimiento de metrópolis y colonias, al contrario Adam Smith fue muy crítico de esta política.  El capitalismo mercantilista, fue el que propició la explotación colonial, dado su convencimiento de que la riqueza nacional (diferente de la individual), consistía en la acumulación de metales preciosos por parte del Estado.  Esta política daría lugar luego al aparecimiento de inflaciones galopantes en España y Portugal, puesto que los metales preciosos eran equivalentes al dinero en aquellas épocas.  Consecuentemente, al haber un exceso de oferta monetaria y no existir los productos para satisfacer esa enorme demanda agregada generada, inevitablemente se presentan aumentos en los niveles de precios.  ¡Así lo dice y lo demuestra la ciencia económica!  

EL PENSAMIENTO MERCANTILISTA

El pensamiento mercantilista, puede ser sintetizado mediante las 9 reglas de Von Hornick: [6]
1.       Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la minería o las manufacturas. Smith diría posteriormente, que la riqueza es generada por el factor productivo trabajo, tanto físico como intelectual.  Trabajo que al dividirse y especializarse en base a las capacidades de las personas, aumentaría la producción de bienes y servicios, de allí la importancia de una educación y de una salud de calidad, para potenciar el capital humano, que no únicamente deben ser provistas por el Estado –con recursos de los contribuyentes, endeudamiento o emisión monetaria indiscriminada-, el sector privado también lo puede hacer, con recursos que son de los particulares y que no le cuestan un solo centavo al resto de la sociedad, porque son fruto de la libre iniciativa particular.
2.       Que todas las materias primas que se encuentren en un país se utilicen en las manufacturas nacionales, porque los bienes terminados tienen un mayor valor que las materias primas. (Industrialización nacional – Sustitución de Importaciones)
3.       Que se fomente una población grande y trabajadora. (Mayor tamaño de la población económicamente activa)
4.       Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero nacional se mantenga en circulación. (Restricción a la salida de capital monetario)
5.       Que se obstaculice, tanto cuanto sea posible, toda importación de bienes extranjeros (Proteccionismo a ultranza, vía aranceles y demás trabas comerciales)
6.       Que determinadas importaciones “indispensables”, deban obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no de oro y plata. (No a la salida de circulante)
7.       Que en la medida de lo posible, las importaciones se limiten a las materias primas que puedan ser convertidas en bienes finales, en el país. (Privilegio para importar materias primas que sirvan para la industrialización nacional)
8.       Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida necesaria, a cambio de oro y plata. (Fomento a las exportaciones)
9.       Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y adecuado en el país. (Protección de la industria nacional a raja tabla, aún cuando los productos que se ofrezcan no sean de la mejor calidad)

Uno de los elementos en que los mercantilistas estaban de acuerdo era en la opresión económica de los trabajadores. Los asalariados y los granjeros debían vivir en los "márgenes de subsistencia". El objetivo era maximizar la producción, sin ningún tipo de atención sobre el consumo.  El hecho de que las clases más bajas tuvieran más dinero, tiempo libre, o educación se veía como un problema que luego desembocaría en pocas ganas de trabajar, dañando la economía del país. [7]  Posteriormente Adam Smith aparecería con una frase que aún hoy en día retumba en el corazón de sus seguidores y en el de aquellos que por desconocimiento o incluso mala fe, lo quieren hacer ver como un ambicioso e inhumano personaje.  Adam Smith sentenció: “Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz, si la mayor parte de sus miembros es pobre y miserable”.  En una clara crítica a los capitalistas mercantilistas de aquellos tiempos, quienes se caracterizaban por la explotación de los trabajadores.  Así que no es el liberalismo social y económico de Smith, el que promovía la explotación, lo que junto al colonialismo aparecido en épocas mercantilistas, desmonta el mito de que la doctrina liberal es: “colonialista”, o “explotadora”.
Hay autores que señalan que las políticas mercantilistas fueron desarrolladas y puestas en práctica por comerciantes y gobiernos, cuyo objetivo era incrementar al máximo los beneficios empresariales.  Los empresarios se beneficiaban enormemente, sin que ello les supusiera un gran esfuerzo, por la imposición de monopolios, las prohibiciones a las importaciones y la pobreza de los trabajadores.  Los gobiernos, por su parte, se beneficiaban del cobro de aranceles.  Casi todos los escritores mercantilistas eran comerciantes o personas con cargos en el gobierno. [8]
Los Fisiócratas, fueron la primera escuela económica que rechazó completamente las ideas mercantilistas, en Francia. Sin embargo, sus teorías también presentaban importantes problemas, y la sustitución del capitalismo mercantilista por el capitalismo liberal socialmente responsable, se produjo el momento en que Adam Smith publicó su famosa obra Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, en 1776.  Este libro muestra las bases de lo que hoy en día se conoce como la economía política clásica liberal.  Smith dedica una parte considerable del libro a rebatir los argumentos de los mercantilistas. [9]
 La riqueza de las naciones de A. Smith, fue un duro golpe para el mercantilismo económico en aquellos tiempos.  En gran parte de su obra,  el filósofo y economista escocés, hace una crítica económica al mercantilismo vigente en aquella época.  Abogando por el tránsito de un capitalismo mercantilista, a otro tipo de capitalismo, más liberal, con menos trabas y restricciones al libre comercio y la competencia.  Un capitalismo basado más en el individuo en libertad, antes que en un Estado omnímodo, monárquico, absorbente y todopoderoso.
A la hora de establecer una causa para el fin del mercantilismo. Hay quienes opinan que sus ideas eran simplemente erróneas, diciendo por tanto, que su reemplazo era inevitable, desde el momento en que las ideas, mucho más exactas, de Smith fueron expuestas al público. Las regulaciones mercantilistas poco a poco fueron eliminándose a lo largo del siglo XVIII en el Reino Unido.  Durante el siglo XIX el gobierno británico adoptó abiertamente el libre comercio y las teorías económicas liberales de Smith.  En el continente europeo, el proceso fue algo distinto.  En Francia se mantuvieron las prerrogativas económicas de la monarquía absoluta hasta la Revolución Liberal Francesa de 1789, siendo entonces cuando terminó el mercantilismo.  En Alemania el mercantilismo continuó siendo una importante ideología hasta comienzos del siglo XX.

REPRESENTANTES PRINCIPALES DEL MERCANTILISMO

En el mundo anglosajón las críticas de Adam Smith al mercantilismo y la adopción del liberalismo fueron aceptadas en el Imperio Británico, pero fueron rechazadas en los Estados Unidos y Alemania, por figuras tan importantes como: Alexander Hamilton, Friedrich List, Henry Clay, Henry Charles Carey  y Abraham Lincoln. En el siglo XX, la mayoría de economistas de ambos lados del Atlántico, han llegado a aceptar que en algunas áreas las teorías mercantilistas estaban en lo correcto.  El más importante fue el economista John Maynard Keynes, quien explícitamente apoyó algunas de sus teorías.
La figura de Alexander Hamilton, se aprecia en los billetes de 10 dólares
Abraham Lincoln y Henry C. Carey, dos estadounidenses con ideas mercantilistas, aunque no por eso dejan de ser brillantes.  Hay que recordar que en esa época el mercantilismo, era el tipo de capitalismo predominante.  Esto último se aclara porque los socialistas marxistas, no saben diferenciar entre capitalismo mercantilista o nacionalista y capitalismo liberal socialmente responsable.  Para ellos, los dos son igual de “explotadores” y nocivos para el “bien común”.
Adam Smith había rechazado el énfasis que hasta entonces los mercantilistas habían puesto en la cantidad de dinero argumentando que los bienes, la población y las instituciones eran las causas reales de la “prosperidad”.  De su parte Keynes, argumentó que la cantidad de dinero en circulación, la balanza comercial y los tipos de interés tenían una gran importancia en la economía real.  Criterio no compartido por Friedman, para quien el dinero tenía mayor peso específico en la inflación, antes que en la producción y el empleo.  
Adam Smith, rechazó además el énfasis del mercantilismo hacia la producción, argumentando que el consumo podía también hacer crecer eficazmente la economía (porque a su vez, impulsaba la producción de bienes).  Keynes por su parte, defendió que la producción era tan importante como el consumo.  De modo que no fue A. Smith quien señaló que era “la oferta la que creaba su propia demanda”, fue el francés Jean Baptiste Say, otro pensador clásico de la corriente liberal, quien así lo afirmó. 
Hoy en día, muchas personas critican al consumismo, diciendo que es una perversión del sistema capitalista, pero ¿si no hubiera consumo?, ¿podría haber producción y con ella empleo digno para la población?  Es el aumento de la propensión marginal al consumo (tendencia de consumo adicional de la gente en relación con la variación en el ingreso o renta),  el que reactiva la producción en épocas recesivas y críticas.  Por tanto, la denominada –por Keynes- “paradoja del ahorro”, señala que si bien el ahorro es necesario para el desarrollo económico del largo plazo, en el corto plazo no lo es tanto, porque en ese breve período, más bien se debe estimular el consumo, con el fin de salir de la recesión.
Keynes y sus seguidores, retomaron de la ideología mercantilista, la importancia que tenía la balanza de pagos, y visto que desde la década de los años 30 todas las naciones han controlado las entradas y salidas de capital, la mayoría de los economistas están de acuerdo en que una balanza de pagos positiva es mejor que una negativa para la economía de un país[10]. Keynes también retomó la idea de que el intervencionismo gubernamental, es una necesidad económica, especialmente en los períodos de recesión y crisis, en los cuales la empresa privada, está imposibilitada de reactivar la economía.
Fuente: wikipedia
Los mercantilistas daban demasiada importancia al comercio exterior y al dinero, pensaban que el Estado era el llamado a proteger a las industrias nacionales de la competencia extranjera, con la finalidad de promover la producción y el empleo nacionales.  Medidas que en la práctica pueden funcionar únicamente en el corto plazo, pues en el largo plazo, se presentan retaliaciones de parte de los países a los que se le imponen trabas comerciales.
 El mercantilismo presenta cosas interesantes, una de ellas es el surgimiento de la Contabilidad, la importancia que se le da al comercio exterior en el desarrollo nacional, el concepto de balanza comercial, el interés por mantener saldos favorables en la balanza de pagos, etc.  Sin embargo, tiene una importante limitación y ella es el creciente proteccionismo de sus Estados, mediante la imposición de aranceles y otros obstáculos al libre comercio.  Es en este aspecto donde está lo negativo de las ideas mercantilistas, en pensar que por medio de trabas, se puede ser competitivo a nivel internacional, cuando la experiencia de los países hoy desarrollados, ha sido ampliamente favorable al aperturismo económico o libre comercio.

 

EL “BOBO APERTURISMO”


El libre comercio, peyorativamente ha sido denominado por el Presidente del Ecuador, como: “bobo aperturismo”; de forma tal que Rafael Correa Delgado (antes de ser mandatario), junto con otros economistas de la línea heterodoxa, opuesta al mercado y ampliamente favorable a la intervención estatal, como: Alberto Acosta, Fander Falconí, Hugo Jácome y René Ramírez, escribieron un libro llamado: “El Rostro Oculto del TLC”, donde hacen una apología y una tenaz defensa del proteccionismo, señalando entre otras cosas las siguientes:

·         La redención de la teoría de las ventajas comparativas -bastante olvidada desde la posguerra-, fue supuestamente empírica, esto es, la superioridad en cuanto a desempeño económico de países con orientación "hacia afuera".  En realidad, como frecuentemente ocurre en ciencias sociales, la evidencia presentada puede ser mejor calificada de propaganda que de ciencia.
·         Rafael Correa (2002a), utilizando métodos de datos de panel, no encontró ninguna relación estadística robusta entre las reformas estructurales -incluyendo aperturismo comercial- y crecimiento.
·         Rodríguez y Rodrik (2000) han cuestionado duramente la supuesta relación entre aperturismo y crecimiento. Rodrik (2000 y 2001) critica la metodología y desmiente las conclusiones de Dollar y Kray (2001) y del Banco Mundial (2001).
·         Para el caso de América Latina, el Informe Anual 1997 del BID también afirmaba textualmente que "la reforma comercial conduce a una redistribución del ingreso favorable a los grupos de menores ingresos, ya que baja los precios de los bienes de consumo popular y reduce los beneficios que los productores nacionales obtienen del proteccionismo" (BID, 1997:33).  Correa (2002b) verifica nuevamente que no existe evidencia estadística que relacione reformas estructurales y crecimiento, y, por el contrario, presenta evidencia de que la apertura comercial ha incrementado la desigualdad.  De esta forma, el estudio concluye que, al no haber impactos sobre crecimiento y con evidencia de que empeora la distribución, la apertura comercial probablemente está generando más pobreza en la región.
·         Las investigaciones del Banco Mundial en los últimos años han sido tan solo una "multimillonaria operación de marketing ideológico" (Taylor, 1997), criterio en el que, con bastante confianza, podemos incluir también a todas las demás instituciones del Consenso de Washington.  En realidad, los supuestos impactos positivos del aperturismo comercial sobre crecimiento, pobreza y distribución, son nuevamente una cuestión de fe.
·         Solamente cuando la supremacía industrial estadounidense fue absolutamente clara después de la Segunda Guerra Mundial, EEUU, al igual que la Inglaterra del siglo XIX, comienza a promover el libre comercio, pese a haber adquirido esta supremacía a través de un intenso y nacionalista proteccionismo industrial (Ha Joon Chang 2002: 5).
·         Utilizando una amplia documentación y datos, Chang expone similares historias para Alemania, Francia, Suecia y Bélgica, y concluye que, en su muestra de países, las únicas naciones que no utilizaron activamente proteccionismo para alcanzar su desarrollo fueron los Países Bajos y Suiza, por ser países pequeños donde los beneficios de políticas industriales pueden ser más reducidos, pero sobretodo, porque se mantuvieron en diferentes períodos en la frontera tecnológica.
·         Finalmente, para el caso de los "milagros de desarrollo", es decir, Japón y los países recientemente industrializados del Este Asiático, Chang concluye que -con la excepción de Hong Kong, que fue un enclave colonial, una especie de ciudad-Estado- todos utilizaron proteccionismo industrial, y resalta la similitud entre las políticas utilizadas por estos países y las aplicadas por los países europeos y los EEUU para alcanzar el desarrollo. En conclusión, para estos economistas proteccionistas, en la historia del desarrollo pocas cosas hay más extrañas y antihistóricas que el libre comercio.
·         El entusiasmo de los países avanzados por el "laissez faire" es perfectamente comprensible. Como demuestra Chang en su estudio, una fundamental regularidad histórica es que los países que han llegado a la frontera tecnológica, y, en consecuencia, son imbatibles en cuanto a competitividad, ganan con el libre comercio y por ello tienden a impulsarlo, todo esto, obviamente, en nombre de "doctrinas cosmopolitas" y no obstante haber utilizado un fuerte proteccionismo para llegar a dicha situación estelar.
·         Por ejemplo, para el caso del ALCA, James Petras manifiesta que "... la conclusión es clara: el apoyo de los Estados Unidos al ALCA se debe a los beneficios exorbitantes que obtienen con las políticas de libre mercado y a la creencia de que el acuerdo consolidará el marco necesario para la continuidad de las ganancias" (Petras, 2002).
·         Si es comprensible el entusiasmo de los países desarrollados, y particularmente de EEUU, por el libre comercio, ¿cómo entender el entusiasmo del establishment latinoamericano por éste? Podemos elaborar al menos tres hipótesis al respecto, sin que éstas sean mutuamente excluyentes: Los fundamentalistas, para los cuales el libre mercado es prácticamente (1) el fin en sí mismo y no el medio para alcanzar el desarrollo; (2) el voluntarismo incompetente y el insoportable esnobismo de nuestras élites y tecnocracias nacionales, incapaces de una posición crítica ante el bombardeo ideológico de las políticas del Consenso de Washington; y, finalmente, como siempre, (3) la existencia de ganadores a costa de muchos perdedores del libre comercio.
·         Todas estas hipótesis tienen en común la incapacidad o falta de voluntad para construir verdaderos proyectos nacionales y una genuina integración regional en función del desarrollo de nuestros países, tal como lo hiciera EEUU ante la arremetida libre cambista de Inglaterra. De esta forma, se desnuda tal vez la más grave crisis de América Latina: la crisis de líderes y verdaderos estadistas.  Ojalá, en estos tiempos de "libre comercio", eso sí se pudiese importar. [11]

Comentario: El liberalismo (especialmente el de corte social) se ha cansado de mostrar ejemplos de ser exitoso, no por propaganda ni por marketing, simplemente por resultados reales, efectivos y pragmáticos.  Numerosos estudios empíricos demuestran que: “a mayor libertad económica, mayor progreso”.  ¿Quiénes hacen propaganda? ¿Los liberales o los socialistas?, la respuesta es evidente, el socialismo necesita del marketing, de la publicidad y de la promoción,  para maquillar sus pobres resultados.  Como decía Ludwig von Misses: “El capitalismo no necesita ni la propaganda ni los apóstoles.  Sus logros hablan por sí mismos.  El capitalismo nos trae los bienes, el dinero, el método, y el proceso de mercado” 
Con respecto a la orientación hacia afuera, en Sudamérica, Chile ha mirado hacia afuera y se ha desarrollado; mirando hacia adentro, únicamente se favorece a las empresas poco productivas, porque es la competencia internacional la que genera eficiencia, reduce los precios e incrementa la productividad.  ¡Eso lo dicen los hechos! 
Después de que lea esto, ¿seguirá pensando que las políticas proteccionistas pregonadas por el mercantilismo, son buenas para el desarrollo de una nación? ¿Cree usted que es malo abrirse al comercio internacional? ¿Considera usted “bobos” a los países que practican el libre comercio?  ¿Cree usted que esto es marketing ideológico antes que pragmatismo basado en los hechos y en la ciencia económica? ¡Está en su derecho!, usted es libre de elegir entre creerle al Padre de la Economía: Adam Smith o al principal defensor del mercantilismo en la actualidad: Ha Jon Chang; pero de todas formas, sería bueno que considere los siguientes artículos y las demostraciones matemáticas sobre la estrecha relación que existe entre el libre comercio y el progreso de las naciones.


[1] Pero han vuelto a resurgir en América Latina, especialmente en el Ecuador.  Ojalá que más adelante, el Gobierno Nacional se decida por el pragmatismo del liberalismo socialmente responsable; que ese si es el sistema capaz de conceder una “visa al desarrollo”, que sea sostenible y de largo aliento.  El mercantilismo proteccionista puede que ayude, pero sólo en el corto plazo, a costa incluso de no ser atractivos para la inversión extranjera.
[2] Jürg Niehans. A History of Economic Theory pg. 6
[3] Eli F. Heckscher, Mercantilism, trad. inglesa 1935, vol. I, p. 19
[4] Landreth and Colander. pg. 48
[5] Ekelund y Hébert. Historia de la Teoría Económica y de su método, Pág. 43, ed. MacGrawHill
[6] Ideas citadas por Ekelund y Hebert, op. Cit. Pág. 44
[7] Robert B. Ekelund and Robert F. Hébert. A History of Economic Theory and Method. pg. 46
[8] Niehans. pg. 19
[9] Niehans. pg. 19
[10] Obviamente que una balanza de pagos positiva (+) es conveniente para el país, pero la medida más eficaz para registrar superávit en ella, es no incrementar excesivamente el gasto público, porque al hacerlo, se dispara la oferta agregada y con ella las importaciones, que al no ser abastecidas por producción doméstica, hay que traerlas del exterior.
[11] FUENTE: http://www.lainsignia.org/2006/mayo/econ_018.htm

LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA

1.1                  LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA  



“El subdesarrollo es un impasse histórico, que espontáneamente sólo puede llevar a alguna forma de catástrofe social”. (Celso Furtado)
"No podemos permitir que las ganancias de los especuladores sean privatizadas, mientras sus pérdidas son invariablemente socializadas". (Celso Furtado)
“He vivido en mi país momentos de división, cuando cayó (Getulio) Vargas, dictador y después presidente, fueron muchos años de división. También cuando llegaron los militares fueron muchos años de división.  Venezuela hoy esta dividida”. (Fernando H. Cardoso)
“La responsabilidad más grande de quien lidera un país es evitar que éste se debilite, que haya una división”. (Fernando H. Cardoso)
“Fue una ilusión pensar que un país puede tener un desarrollo autóctono, autónomo, independiente de las grandes fuerzas del mercado mundial” (André Gunder Frank)

La teoría de la dependencia es una argumentación conceptual elaborada entre los años 50 y 70 del siglo XX, por pensadores sociales latinoamericanos (principalmente argentinos, brasileños y chilenos), como respuesta al estancamiento socio-económico latinoamericano.  La Teoría de la Dependencia” utiliza el análisis dual: centro-periferia y las teorías sobre los sistemas-mundo; para sostener, que la economía global posee una desigual y perjudicial estructura para los países no-desarrollados, a quienes se les ha dado un rol periférico de simple producción de materias primas con bajo valor agregado, mientras que, las decisiones fundamentales se adoptan en los países centrales; a quienes se les ha determinado, la producción industrial, de alto valor agregado.  [1]

 

Auge de la teoría de la dependencia


El contexto temporal (crisis capitalista de los años 30) fue determinante para esta tesis, en la cual, el Estado debía tomar un rol protagónico, interviniendo activa y decididamente en la economía.  Fue también, una respuesta latinoamericana propia a esa crisis, que en el mundo desarrollado, se expresó a través del Keynesianismo.  Siendo el argentino Raúl Prebisch (1901-1986), quien con su idea de centro-periferia en los años 40, instalara el debate en la intelectualidad latinoamericana. El lugar de discusión fue la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), localizada en Santiago de Chile, la misma que acogió en aquella época, a los intelectuales más destacados de Latinoamérica, quienes en ese entonces vivían de espaldas a la realidad, culpando del subdesarrollo regional, al saqueo “imperialista” de nuestros recursos, por parte de las grandes potencias colonialistas mercantilistas de la época: España y Portugal. 

 
Foto: Raúl Prebisch (www.lanacion.com.ar)

Fernando Henrique Cardoso, Theodino Dos Santos, André Gunder Frank, Celso Furtado (1920-2004), Ruy Mauro Marini, Enzo Faletto (Chile, 1935-2003), entre otros, le facilitaron un dinamismo penetrante a la teoría de la dependencia, marcando claramente la estrategia estatal (Industrialización por sustitución de importaciones o ISI) de los países más industrializados del sub-continente (Argentina, México, Brasil y Chile).  Estas naciones, cerraron sus mercados (estimularon el mercado interno e impusieron altas tasas a las importaciones) y promovieron la construcción de una burocracia, que pudiera interactuar con las élites locales, mientras que paralelamente se favorecía la cimentación de una clase media de peso, que pudiese fomentar la actividad del mercado interno.

Fernando Henrique Cardoso, uno de los intelectuales más importantes de la CEPAL de los años 60, es hoy por hoy, un socialdemócrata pragmático, seguidor del liberalismo económico socialmente responsable; artífice e ideólogo principal del éxito económico actual del Brasil, continuado por Lula y seguramente también por Dilma Rousseff.
La ideología de esta teoría socioeconómica, la encontramos en las tesis marxistas, armonizadas con los planteamientos de Max Weber, cuyos postulados, influyeron significativamente en la estructura del "pensamiento cepalino".  Según Weber,  el mundo protestante es más exitoso económicamente que el entorno católico gracias al influjo de la religión protestante en cada uno de sus individuos: amor al trabajo, honradez, ahorro y un apego permitido a lo material, algo que el catolicismo solo supo predicar los domingos pero no controlar ni inculcar en la cotidianidad de su pueblo.[2]
Foto: Max Weber (http://www.encyclopedia.com)
Posteriormente, a fines de los 60 un nuevo impulso redefine las primeras ideas sobre la dependencia, culpándoles ahora a las mismas élites latinoamericanas, por el atraso de éstos países.  Habría entonces, un factor interno y otro externo que explicaría la situación del subdesarrollo latinoamericano.  La solución nuevamente se la quiso ver en el énfasis del rol del Estado en la economía.  Estado que, debía tomar el control total de las políticas nacionales; entre éstas el control del dinamismo estacionario del capital, a más de la creación de empresas estratégicas con dirección y capital estatal, acompañadas de regulaciones bancarias. Esto último, a través del tiempo, ocasionó hiperinflaciones en países como Argentina, Brasil, Perú y Bolivia, que degeneraron, en la mayoría de los casos, en desorden civil y golpes de Estado. 
La teoría de la dependencia trata de encontrar culpables a los problemas del subdesarrollo.  Por una parte, serían entonces los países colonialistas e imperialistas los principales responsables de nuestro atraso; y luego, las élites locales denominadas peyorativamente como burguesías u oligarquías locales.  ¡Qué a lo mejor sí lo sean!, pero ¿qué ganamos con ello?, ¿no sería mejor dedicarnos a encontrar soluciones? 
Además, es cuestión de revisar la historia económica, siempre que el Estado interviene por muchos años en la economía de un país determinado, invariablemente se producen crisis inflacionarias.  Basta sólo con leer, pero con mente abierta, con pragmatismo, con objetividad, sin apasionamientos ideológicos, ni ideas preconcebidas.  Allí está la clave para comprender Economía, porque cuando se violan sus leyes y principios científicos, tarde o temprano se termina pagando la cuenta y los que lo pagan, son precisamente los más pobres, a quienes paradójicamente, dicen representar y defender.

Modelo de Prebisch


Fruto de las investigaciones de la CEPAL, surgieron las bases de la teoría de la dependencia,  en 1950.  Siendo uno de sus principales autores: el economista argentino, Raúl Prebisch. El punto principal del modelo Prebischiano, es que para crear condiciones de desarrollo dentro de un país se requiere:

a.                    Controlar la tasa de cambio monetaria, enfatizando las políticas fiscales, por sobre, las políticas monetarias (Intervención del gobierno en el mercado cambiario);
b.                    Promover un rol gubernamental más eficiente, en términos de desarrollo nacional (Fortalecer el papel del Estado en la economía);
c.                    Crear una plataforma de inversiones, priorizando al capital nacional (Énfasis en la inversión, especialmente nacional, la autodenominada: “soberanía”))
d.                    Permitir la entrada de capitales extranjeros, siguiendo prioridades ya establecidas, en planes de desarrollo nacional (Facilitar la entrada al capital foráneo, en concordancia con planes de desarrollo previamente establecidos);
e.                    Promover una demanda interna más efectiva, en términos de mercado doméstico, como base para consolidar el esfuerzo de industrialización en Latinoamérica (particularmente) y de las naciones en desarrollo (en general). (Impulsar la demanda interna)
f.                      Generar una mayor demanda interna, incrementando los sueldos y salarios de los trabajadores (Aumentar remuneraciones);
g.                    Desarrollar un sistema de seguro social más eficiente por parte del gobierno, especialmente para los pobres, a fin de generar condiciones, para que estos sectores puedan llegar a ser más competitivos (Énfasis en la seguridad social para los sectores más vulnerables); y
h.                    Expandir estrategias nacionales que sean coherentes con el modelo de sustitución de importaciones, protegiendo la producción nacional al imponer cuotas y tarifas a los mercados externos. (Proteccionismo mercantilista).
NOTA: Cualquier parecido con el modelo actual del Ecuador y con el Código de la Producción, es pura coincidencia.

Para los seguidores de la teoría de la dependencia, las principales hipótesis relativas al desarrollo de los países periféricos son:

1.       El desarrollo de los países tercermundistas, necesita tener un grado de subordinación con respecto al centro; lo que contrasta con los países industrializados,  cuyo desarrollo responde más bien a un proceso histórico,  que hoy en día es independiente. En Latinoamérica podemos observar ejemplos de esta situación, especialmente en aquellos países con un alto grado de industrialización, como Brasil, el cual es utilizado por Andre G. Frank (como caso de estudio).

 
Foto: Andre Gunder Frank (http://www.autosuficiencia.com.ar)

2.       Las naciones periféricas experimentan un mayor nivel de desarrollo económico cuando sus enlaces con el centro están más débiles. Un ejemplo de esto es el proceso de industrialización que se vivió en Latinoamérica durante los años 30 y 40 (del siglo XX), cuando las naciones del centro estaban concentradas en resolver los problemas de la Gran Depresión y las potencias occidentales estaban involucradas en la Segunda Guerra Mundial.
3.       Cuando los países del centro se recuperan de sus crisis y reestablecen sus vínculos comerciales y financieros, incorporan de nuevo al sistema a los países periféricos.  Por tanto, el crecimiento y la industrialización de estos últimos, tiende a verse subordinado. Frank indica, que cuando los países industrializados se recuperan de guerras u otras crisis que han desviado su atención de la periferia; la balanza de pagos, inflación y estabilidad política de las naciones del Tercer Mundo, se han visto afectadas negativamente.
4.       Las naciones más subdesarrolladas que todavía operan con sistemas tradicionales feudales, son las que tuvieron relaciones más cercanas con el centro.

Cuando hay crisis en los países capitalistas, los precios de las materias primas se recuperan, debido a la escasez relativa de las mismas, en las naciones desarrolladas.  Por tanto, la explicación económica al fenómeno analizado por A. G. Frank, es simple y es la siguiente: menor oferta de materias primas, hace que los precios de las mismas suban en el mercado internacional.  Así que, no es por una confabulación planetaria que los países subdesarrollados no consiguen progresar. 
Al contrario, a todo el mundo le interesa que haya más países prósperos, productivos y competitivos a escala global, porque eso significa una mayor demanda internacional, así como la posibilidad de contar con más y mejores mercados, denominados ampliados.  La prueba de ello está en las declaraciones elogiosas de líderes norteamericanos como Hillary Clinton, por ejemplo, a los recientes esfuerzos desarrollistas de países otrora atrasados como Chile, Brasil, Perú, Uruguay y Colombia en la región.  ¡A nadie le conviene que sigamos siendo países subdesarrollados!, porque eso significaría la imposibilidad práctica de los países primermundistas de expandir sus oportunidades de negocio y de conseguir mayores economías de escala, esto es, el abaratamiento de sus costos de producción (costos unitarios a largo plazo), por el incremento productivo y su necesaria expansión internacional, abriendo nuevos y mejores mercados.   
Fuentes: es.wikipedia.org; www.monografias.com; mx.geocities.com.
Después de que lea esto ¿seguirá culpando a los países industrializados centrales por el atraso de los países en desarrollo periféricos? Y aunque lo fueran, ¿Qué ganamos con eso?, como dice Lula Da Silva: “Estoy cansado de que los presidentes latinoamericanos sigan echándole todas las culpas de las desgracias del Tercer Mundo al imperialismo.  Eso es una bobería”  miremos los modelos exitosos y tratemos de adaptarlos a nuestra realidad, porque no hay conspiración internacional alguna, que nos impida salir del subdesarrollo.  La verdadera traba para el desarrollo, es mental e ideológica.  

 

Críticas a la teoría de la dependencia


Las principales críticas de la teoría de la dependencia, se han basado en el hecho, de que esta doctrina del desarrollo periférico, no provee evidencia empírica exhaustiva para justificar sus conclusiones.  De otro lado, este enfoque utiliza un alto nivel de abstracción en su análisis.  Otra crítica es que el análisis de la dependencia considera perjudiciales los vínculos de estos países con las corporaciones transnacionales, mientras que en verdad estas relaciones, pueden ser utilizadas como medio de transferencia tecnológica. 

Así por ejemplo, EEUU, fue una colonia inglesa, sin embargo, tuvo la capacidad de romper el círculo vicioso del subdesarrollo, merced a la visión empresarial de sus líderes, quienes no se estuvieron lamentando su condición de subordinación al imperio, sino que más bien aprovecharon la vasta experiencia y la tecnología industrial británica, para cimentar su propio desarrollo.

¿Por qué fracasó el modelo de sustitución de importaciones en América Latina?

·         Para el modelo de sustitución de importaciones, el desarrollo económico estaba basado principalmente en el mercado interno.  Este proceso, requirió la creación de plantas de mayores dimensiones, especialmente en el campo de productos intermedios y de bienes de consumo duradero. La producción interna de bienes de capital, exigía cuantiosas inversiones, respecto a la magnitud del mercado interno, y para las cuales, los países latinoamericanos, no estuvieron debidamente preparados.
·         La estrategia industrializadora, pretendía en una primera etapa impulsar la producción de bienes de consumo, para después avanzar con la de bienes intermedios y finalmente completar el ciclo con la producción interna de capital. El aislamiento del mercado interno alentó la producción nacional de manufacturas, pero también creó un sector industrial poco eficiente, incapaz de sobrevivir sin el tejido de protección. La falta de competitividad industrial les hacía depender de la protección y de las divisas generadas en otros sectores. La política económica privilegió al sector industrial brindándole apoyo de todo tipo. La inversión pública se orientó a la infraestructura. La industrialización generó un déficit comercial creciente y una estructura industrial altamente dependiente de la protección. La deuda externa en Latinoamérica, hizo imposible la industrialización. Se promovió después, la apertura económica y la modernización del aparato productivo. Al descobijarse la estructura de protección que los había abrigado, los productores nacionales debieron enfrentarse a la competencia directa del mercado internacional, con las consecuentes crisis de producción, precios  y empleo a nivel continental.  

Walter Spurrier, en un análisis respecto a la Teoría de la Dependencia, efectuado para Diario El Comercio de Quito, con fecha 8 de septiembre de 2009,  señala: “Lo peligroso de la política industrial es que el Estado está tentado de escoger ganadores. Terminan subsidiándose industrias que no tenían perspectivas reales. En los setenta se montaron fábricas de relojes, entre otras, que fracasaron. Por muchos años el parque industrial de Cuenca fue un cementerio de elefantes blancos”.  
(Fuente: www.elcomercio.com)
Foto: Walter Spurrier  (www.hoy.com.ec)

Mendoza, Montaner y Vargas Llosa al referirse a la teoría de la dependencia, señalan lo siguiente: “Al buscar explicar porqué no se había cumplido la predicción de Marx sobre el colapso del capitalismo, Lenin edificó la más grande mentira del siglo XX: somos pobres por que los países ricos nos explotan.  El desarrollo de las metrópolis tendría como condición el atraso y la pobreza de los países dependientes.  Así, pues, podemos estar tranquilos: la culpa no es nuestra”.[3]

Debido a la teoría de la dependencia y al libro escrito por Eduardo Galeano: “Las venas abiertas de América Latina”, donde el escritor uruguayo transfiere toda la culpa del subdesarrollo latinoamericano a la colonización española y portuguesa de nuestro continente, acusando a los conquistadores haber saqueado el continente americano llevándose nuestro oro, nuestra plata y nuestros minerales, existe una visión extremadamente miope en la virulenta izquierda continental.  Así pues, Galeano afirma que ahora el proceso de expropiación de nuestra riqueza continúa, a través de la maléfica situación a la que “nos ha confinado el comercio internacional” (visión determinista, es decir, nos ha impuesto el “imperialismo”), esto es, a la producción y exportación de materias primas de poco o nulo valor agregado, en tanto que debemos importar bienes con mayor valor añadido, desde las metrópolis. 

Foto: Eduardo Galeano, autor del libro: “las venas abiertas de América Latina (www.radio36.com.uy)

Galeano señala en su libro, “Las venas abiertas de América Latina”, lo siguiente: “La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder.  Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta.  Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones.  Este ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata.  Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos. Son mucho más altos los impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores; y al fin y al cabo, como declaró en julio de 1968 Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza para el Progreso, «hablar de precios justos en la actualidad es un concepto medieval. Estamos en plena época de la libre comercialización... » Cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios…” 

FUENTE: http://usuarios.lycos.es/politicasnet/galeano.htm

Si creemos en este discurso derrotista y tercermundista de Galeano, jamás saldremos adelante ¡Qué habría sido de Chile, o de los tigres asiáticos si le hubieran hecho caso a  este mensaje!, porque ellos también antes, eran países subdesarrollados;  a los que nadie les “impuso” la producción de tal o cual bien, servicio o mercancía; simplemente estas naciones, decidieron abrirse al comercio internacional, basados en sus ventajas comparativas y les ha ido bastante bien. 
Determinados políticos y gente común, ven con muchísimo recelo a las empresas transnacionales, a quienes las acusan de ser un instrumento de dominación de la metrópoli, que vienen a saquear nuestros recursos y a expropiarnos de nuestra legítima riqueza. “¡Somos soberanos y por tanto nada de capital extranjero!”, dicen los más radicales y fanatizados apologistas del socialismo y del Estado proteccionista.  Sin embargo, ninguno de los países hoy desarrollados ha renegado del capital foráneo, al contrario más bien lo que han hecho es atraerlo, mediante reglas claras del juego y una macroeconomía sana y equilibrada.  La inversión, sea nacional o extranjera, aumenta la producción nacional, genera plazas de empleo e incluso aumenta las recaudaciones tributarias para el fisco, vía impuestos, tasas y demás contribuciones; a más de la transferencia tecnológica y el “know how” administrativo y de procedimientos, que la implantación de una multinacional trae aparejada. 
¡No seamos ideológicos, seamos pragmáticos!, solo así saldremos del subdesarrollo y de la pobreza.  Sigamos el ejemplo de otros países que ya han conseguido su “visa al desarrollo”.  No copiemos los malos ejemplos del socialismo cubano, porque eso sólo empeorara las condiciones de vida de los más pobres.  Adicionalmente, intentar sustituir las importaciones a la ligera, en base a criterios políticos y no técnicos, lo único que conseguirá será aislarnos más del concierto internacional.  Tenemos un mercado reducido domésticamente, más bien lo que debemos hacer es importar tecnología, como lo hicieron los países asiáticos, debemos además mejorar la educación del país, declarándole la guerra a muerte a la mediocridad y a la politización de los centros de educación nacionales, renovando los programas de estudio, con materias de actualidad, reforzando el conocimiento de inglés, el aprendizaje de la computación, priorizando la formación técnica antes que la meramente sociológica. 
En un artículo escrito por Vicente Albornoz, para Diario El Comercio de Quito (22 de agosto del 2010), este economista realiza una crítica a la teoría denominada: “deterioro de los términos de intercambio”, diciéndonos que en los años 50 y 60 del siglo XX, los bienes primarios, esto es, los que no son elaborados y que son producto del factor productivo tierra o recursos naturales, perdían valor en relación con los bienes industrializados, dada la abundancia de tierra cultivable, minerales y petróleo, pero que hoy en día no necesariamente es así.  Al contrario, actualmente hay un repunte en el precio de las materias primas y en los productos que son propios de la naturaleza, debido precisamente a la escasez.  Teoría que fue demostrada inicialmente por Carl Menger, el economista fundador de la escuela austríaca y de la teoría marginalista o neoclásica, quien dice básicamente, que el valor de los bienes económicos deriva precisamente de su escasez.  En tal sentido si hoy por hoy hay escasez de materias primas a nivel mundial, es lógico que éstas hayan subido de precio, con lo cual nos favorecemos los productores y exportadores de este tipo de bienes.
Albornoz dice: “Los bienes primarios tienen mala fama (…) Tan mala que hasta se han creado escuelas de pensamiento económico que dicen que no se debería producir bienes primarios sino que se debería dirigir las energías económicas de un país hacia la industrialización.  Los bienes primarios son aquellos que no han sido elaborados, aquellos que vienen directamente de la agricultura, ganadería o minería (…) La mala fama de los productos primarios es porque, según dice la leyenda, cada vez valen menos que los productos industrializados (…) La teoría, la que les dio esa mala fama a los productos primarios, es la del deterioro de los términos de intercambio. (…) Resulta que ahora, ante la relativa escasez de alimentos, minerales y petróleo, los precios de esos bienes (primarios) han subido muchísimo más que las cosas que producen las industrias asiáticas. Y esos asiáticos demandan cada vez más alimentos y más combustibles, mientras que sus industrias producen cada vez con menos costos.  Y la teoría del deterioro de los términos de intercambio, resultó que, para el orgullo de los bienes primarios, estaba equivocada (…)”
(Fuente: www.elcomercio.com)


[1] ¿Se les ha determinado? ¿Quién lo ha impuesto?, si fuera así entonces, ¿Por qué se han desarrollado últimamente países que antes eran subdesarrollados?
[2] http://www.hipernova.cl
[3] Mendoza, Montaner y Vargas Llosa.  Op. Cit. Página 24