martes, 8 de marzo de 2011

¿QUÉ ES EL LIBERALISMO ECONÓMICO?


¿QUÉ ES EL LIBERALISMO ECONÓMICO?

       El liberalismo económico es la teoría económica desarrollada por el movimiento cultural europeo que se difundió en Europa (Francia e Inglaterra, especialmente), durante los siglos XVIII y XIX, período conocido como el de la ilustración o el iluminismo, formulada de forma completa en primer lugar por Adam Smith y seguida por David Ricardo, que reclama la mínima interferencia del Estado en la economía.  Para los liberales, La libertad económica y la libre empresa conducirían a una sociedad más armoniosa e igualitaria, así como al aumento indefinido de la prosperidad[1]. El orden espontáneo sería generado por una “mano invisible” del mercado,  que conduce a los individuos a que siguiendo su interés particular, logren el máximo beneficio social, sin habérselo inicialmente propuesto.          

A comienzos del siglo XX, especialmente tras el triunfo de las tesis keynesianas, los principales teóricos liberales tuvieron que soportar que se les etiquetara con prefijos (neo, ultra,...) que pretendían situarles en un extremo ideológico, contrapuesto al socialismo.  Así por ejemplo, la escuela austriaca de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek se vio prácticamente silenciada por su oposición a la intervención del Gobierno en la economía, incluida la política monetaria, que era en opinión de ellos, la principal causante de la aparición de las recurrentes crisis del sistema (como la de 1929).

En la segunda mitad del siglo XX, sería la escuela de Chicago, capitaneada por Milton Friedman, la que centraría las críticas de los defensores del intervencionismo.  Su pensamiento, incluía propuestas de fuertes rebajas de impuestos junto a un ataque directo a los servicios públicos; por su ineficiencia, costo y obligatoriedad.

El liberalismo clásico como doctrina general, es una corriente de pensamiento que propone la libertad del individuo como un valor supremo, que pregona la no violación de sus derechos a la libre expresión, asociación y manifestación religiosa, así como a la libertad de prensa.  En tanto que, como doctrina económica es la teoría que trata de limitar al extremo más pequeño posible la intervención estatal en el ámbito de la economía, dejando exclusivamente a la iniciativa privada, a través de la interacción de las fuerzas de oferta y demanda en los mercados; la organización de la producción, así como la provisión de bienes y servicios para la sociedad. 

¿Es un sistema perfecto, el liberalismo económico? ¡En absoluto!, ninguna construcción de seres humanos puede ser perfecta, de hecho existen distorsiones en los mercados que deben ser corregidas por los Estados, una de ellas por ejemplo es la concentración monopólica de las actividades en pocas manos, para eso debe existir un Estado que vele por el bien común, en calidad de “árbitro” o regulador, pero no en el papel de agente intervencionista a ultranza.  En definitiva entonces, el Estado debe vigilar, prevenir los problemas derivados de imperfecciones y distorsiones de los mercados; no intervenir innecesariamente en la Economía, en todo tiempo, circunstancia y lugar, pues ese papel le corresponde a la iniciativa de los particulares.  El Estado está para garantizar el fiel cumplimiento de los contratos, para que se respete la propiedad privada; para facilitarle la tarea a la acción emprendedora del ser humano actuando libre, responsable y solidariamente.

¿Cuál ha sido el principal aporte del liberalismo económico?  ¡Sin duda! El más importante de los aportes del liberalismo económico, ha sido la aparición de inventos que han aumentado de una manera tangible el bienestar material de los seres humanos.  Al punto que incluso aquellos que son muy críticos en sus diatribas en contra del capitalismo liberal, son los primeros en utilizar teléfonos celulares de última tecnología, de disfrutar de viajes alrededor del mundo o de comprarse coches último modelo.  ¿Qué han inventado los sistemas contrapuestos al liberalismo? Sólo guerras, divisiones entre seres humanos, luchas de clases y demás aberraciones totalitarias.
¿Cuál es la principal crítica que le hacen al liberalismo sus detractores? El cuestionamiento fundamental que le hacen al liberalismo es la excesiva ambición de parte de los capitalistas para acumular más y más ganancias.  ¡Veamos! Puede que sí, que existan este tipo de individuos inescrupulosos que poco o nada les importe el destino de la humanidad, aunque como ya vimos antes son una reducida minoría, la mayoría de ellos invierten en obras de beneficencia o regentan fundaciones; pero suponiendo que los haya, para eso está un Estado que los ponga en orden, por la vía del pago de impuestos progresivos a su desmedido e insano afán de lucro.  Además hay personas que lo critican como el principal responsable de las crisis económicas a nivel mundial.  ¡Algo totalmente falso! 
Se repite insistentemente por doquier que la última crisis financiera mundial es culpa de las grandes fallas o distorsiones del mercado y de la economía liberal.  ¿Qué pasó en verdad allí? ¡Bueno! Simplemente, que más que fallas de mercado, hubo errores crasos del Estado.  ¿Por qué? Por la simple y sencilla razón de que las autoridades norteamericanas tardaron demasiado tiempo en responder y controlar los problemas suscitados en el mercado inmobiliario de los Estados Unidos y su posterior expansión a los principales centros financieros internacionales; lo que desató una grave crisis financiera internacional (fines del 2008), erróneamente atribuida a la libertad.  Los mercados son muy rápidos y los gobiernos son muy lentos, eso fue lo que ocurrió.  Es necesario que el Estado actúe vigilando los contratos entre los seres humanos y no interviniendo en la Economía en un rol para el que no está preparado, jugando al papel de empresario, en actividades que los particulares lo pueden realizar de mejor manera; porque eso es ineficiente y distrae recursos que podrían ser utilizados en tareas y actividades que son inherentes al sector público, como es el caso del sistema de Justicia, por ejemplo, donde el Estado tiene un rol importante que cumplir y que ha sido descuidado por dedicarse a competir innecesariamente con la empresa privada .
El equilibrio entre Estado y mercado, se dará el día en que entendamos que los mercados tienen fallas, que no son perfectos; pero el Estado, al ser un ente al servicio de la sociedad civil, tiene la obligación de supervisarlos.  Por tanto, si queremos que el liberalismo funcione como un instrumento de justicia y desarrollo, debemos encontrar un punto medio entre la libertad que plantea el liberalismo económico y la necesaria regulación, defendida por los socialdemócratas, por ejemplo (LIBERALISMO SOCIAL).  Lo que sí debe quedar claro es que el liberalismo económico está por sobre la solidaridad social, en virtud de que primero habrá que crecer para después distribuir el excedente de riqueza generado, porque si primero empezamos por ser solidarios, llegará un momento en que el modelo de bienestar planteado, se quede sin financiamiento, sin recursos económicos, es decir, no sea sostenible; generándose tensiones inflacionarias o de crisis de balanza de pagos; por el hecho de haber privilegiado a la parte social por sobre la economía.  La Economía, debe ir en primer lugar antes que la parte social, en eso está la diferencia entre el liberalismo social y modelos socialdemócratas como el del Estado de Bienestar, que primero pretenden ser solidarios y luego libres.  Sin darse cuenta que la solución al problema, es justamente al revés, esto es, debe establecerse un sistema que sea primero liberal y luego solidario. 
Habrá que aclarar que una cosa es regular o llamar al orden a los agentes económicos, por la vía del Estado a través de las intendencias de policía, por ejemplo, evitando que haya el acaparamiento y la especulación de productos por parte de productores o comerciantes inescrupulosos que no piensan más que en su lucro, su ganancia o su seguridad personal, pues poco les importa el bienestar del resto de la sociedad civil; y otra muy diferente será intervenir abusivamente en la economía, como cuando el Estado a través de un comité de planificación central dicta o determina vía decreto, los precios de los bienes o servicios a ser intercambiados, generándose en consecuencia escasez o falta del producto, con el obvio aparecimiento de mercados negros, donde se puede encontrar el bien o servicio, pero a precios bastante prohibitivos, como lógica consecuencia de haber violado los mecanismos del mercado y el sistema de precios, que funcionan mejor, cuando menos intervenciones soportan.  En otras palabras, el Estado debe intervenir siempre y cuando haya abusos de libertad por parte de personas inescrupulosas, no siempre ni en todo momento, como insisten erróneamente en hacerlo, los seguidores del proteccionismo mercantilista y los discípulos del socialismo marxista.  
Dentro del liberalismo económico, hay algunas corrientes de pensamiento, pero todas ellas fundadas por el genial filósofo y economista escocés: Adam Smith, siendo las principales las siguientes: 1) El liberalismo clásico, con Adam Smith y David Ricardo como sus principales representantes; 2) La escuela marginalista de Jevon, Walras, Marshal y Stuart Mill; 3) La escuela austriaca, con Carl Menger, Eugen Bohm Bawerk, Ludwig Von Mises y Friedrich Hayek a la cabeza; 4) La escuela alemana o economía social de mercado, con Ludwig Erhard y Konrad Adenauer como sus máximos exponentes; y, 5) El monetarismo o Escuela de Chicago, liderado por Milton Friedman.
Carlos Alberto Montaner dice: Lo que se llama el “liberalismo clásico” de los padres fundadores -Smith, Malthus, Ricardo, Stuart Mill, todos ellos con matices diferenciadores que enriquecían las ideas básicas-, fue seguido por la tradición “neoclásica”, segmentada en diferentes “escuelas”: la de Lausana (Walras y Pareto); la Inglesa (Jevons y Marshall); y -especialmente- la Austriaca (Menger, Böhm-Bawerk, Von Mises o, posteriormente, Hayek).  Asimismo, también sería razonable pensar en el “monetarismo” de Milton Friedman, en la visión sociológica o culturalista de Gary Becker, en el enfoque institucionalista de Douglas North o en el análisis de la fiscalidad de James Buchanan.  Si hay, pues, un cuerpo intelectual vivo y pensante, es el de las ideas liberales en el campo económico, como pueden atestiguar una decena de premios Nobel en el último cuarto de siglo, siendo uno de los últimos Amartya Sen, un hindú que desmonta mejor que nadie la falacia de que el desarrollo económico requiere mano fuerte y actitudes autoritarias.


[1] A diferencia del socialismo y del proteccionismo que piensan que lo que hacen los individuos particulares es “egoísta” y que por lo tanto hay que oponerse a este sistema por la vía de una mayor intervención del Estado en las actividades económicas.  El liberalismo social considera que una sociedad sin el legítimo afán de lucro, no puede progresar.  ¿Sin afán de lucro, habría habido un invento que sea significativo para la humanidad? ¿Qué bienes se han inventado en los Estados socialistas?  Únicamente la carpintería represiva, ha sido inventada, diseñada y perfeccionada en regímenes totalitarios, de pensamiento único y planificación centralizada de la Economía.

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